Cristina y Nacho no conocian Asturias, son de Madrid y viven en Chile desde hace unos años.
La casualidad les llevo a conocer el Palacio de Rubianes en una escapada vacacional, se enamoraron de Asturias, de su paisaje, de la costa y la montaña.
Poco les importa que pueda llover el día de su boda. Decidieron hacer realidad un sueño y convocaron a todos sus familares y amigos a uno y otro lado del océano para festejar su boda aquí.
Incluso decidieron que la luna de miel sería en Asturias: que mejor que hacer una postboda entonces, ¿Vamos a la playa a divertirnos?
Y claro, llovió y nos mojamos, nos tiramos al mar y reimos, reimos mucho, aunque casi no se enteraron que yo estaba allí.
© marcosvega / 2014