Pensé que hoy era un lunes más, tenía un encargo para realizar las fotos del seguimiento de unas reformas.
La primera era de una vivienda de la que fotografié varias vistas exteriores, la segunda obra será un centro social rehabilitando una escuela rural abandonada. Los colores y la luz desde el exterior me trasladaron en un viaje espacio-tiempo, rápidamente reconocí ese estilo de los ochenta y dentro ya confirmé mis sospechas: diplomas, premios y certificados decolorados colgaban de las paredes y databan de esa época. La planta baja parecía un parvulario por la decoración de las paredes.
Al subír a la planta superior encontré un aula para los mayores, convertida en chigre, con lista de precios de bebidas alcohólicas en la pizarra, calendarios colgados de las paredes donde se podía estudiar anatomía femenina, un par de televisores de generaciones bien dispares y un microondas junto a un globo terráqueo antes de llegar al despacho del director.
Incluso el televisor más antiguo me recordó el origen de mi logo con los tres botones rojo, verde y azul.
Necesité un par de horas más de lo esperado para realizar las fotos, imposible irme de allí sin fotografiar un lugar a medio camino entre escuela, teleclub y ruinas de Pripyat.
Pensé que hoy era un lunes más, pero sin querer volví a la escuela de esta Cuenca Minera borracha y dinamitera.
fotos © marcos vega / 2017